La semana pasada, en anticipación a la COP 30, mi esposa, Kamila Buitrago, y yo, fuimos invitados a hablar sobre el cambio climático en nuestra iglesia en casa.
Este ha sido un tema muy cercano a mi corazón desde hace muchos años, pero nunca antes había hablado públicamente sobre él. Así que estaba emocionado por compartir.
También quería compartir algunas de esas mismas ideas aquí. Espero que las encuentren valiosas.
Si no aceptas el cambio climático, este post no busca convencerte de lo contrario, ni iniciar una discusión al respecto. Solo busca compartir mi camino, mi experiencia y algunas convicciones sobre el tema.
Si quieres charlar sobre esto después, no dudes en Responder por correo.
¡Espero con interés las conversaciones que este blog pueda generar!
Crecí en una cultura que no creía en el cambio climático.
De hecho, lo negaba activamente.
Recuerdo la primera vez que escuché la frase “Calentamiento Global”. Fue en un DVD de la iglesia a la que asistíamos cuando yo tenía 10 años.
El DVD era la grabación de un seminario impartido por un hombre estadounidense.
En el seminario, habían varias sesiones en las que este hombre enseñaba rotundamente que el calentamiento global era una mentira.
Dio una serie de afirmaciones para respaldar esa idea, que iban desde decir que los científicos mienten y fabrican todos sus datos, hasta afirmar que el calentamiento global no podía ser cierto porque otros científicos en el pasado afirmaron que el mundo en realidad se estaba enfriando, pasando por aseverar que los científicos en realidad estaban tratando de convencer a la gente de una narrativa para hacerla más dependiente del gobierno.
Esa fue la primera vez (y durante muchos años, la única vez) que escuché algo sobre el calentamiento global, especialmente en el contexto de iglesia..
Como aparentemente era una “mentira” en la que solo creían algunas personas en otras partes del mundo, y como nadie que yo conociera lo creía, no parecía que afectara mi vida de manera significativa siendo un niño canadiense de un pueblito de Saskatchewan (una de las provincias más frias y menos habitadas de Canadá)..
Así que tomé la nota mental de que “el calentamiento global o el cambio climático no son reales” y seguí con mi vida.
Sin embargo, unos 10 años después (hace aproximadamente 10 años), me encontré cuestionando esa conclusión.
Empecé a leer el trabajo de científicos reales que publicaban sobre el cambio climático.
Empecé a conocer a algunas de estas personas que realmente creían que la temperatura promedio del planeta estaba aumentando, y que eso estaba teniendo impactos muy tangibles y significativos en personas reales de todo el mundo…
And I started seeing more and more evidence of it for myself.
Así que decidí que necesitaba profundizar en la ciencia. Decidí confrontar toda la evidencia de ambos lados y concluir por mí mismo si lo que me enseñaron al crecer era correcto o no.
Y… para no alargar el cuento, me di cuenta de que me habían enseñado algo MUY equivocado.
El clima de la Tierra SÍ está cambiando.
Es definitivamente causado por las acciones colectivas de la humanidad desde el comienzo de la Revolución Industrial.
(Específicamente, ha sido causado por nuestra emisión de aproximadamente 1.800.000.000.000 (uno punto ocho trillones) DE TONELADAS de dióxido de carbono a la atmósfera durante los últimos 200 años por la quema de combustibles fósiles, lo que ha resultado en casi duplicar lo que de otro modo eran las cantidades naturales de CO₂ en la atmósfera*, haciendo que la atmósfera retenga mucho más calor que antes de la Revolución Industrial.)
* Pasamos de un rango de 180-280 ppm (pmm significa “partes por millón” lo cual se refiere al número de moléculas que hay en la atmósfera) a lo largo de todo el resto de la historia de la humanidad (teníamos 280 ppm al inicio de la revolución industrial), y pasamos a tener más de 425 ppm hoy en día, cifra que continúa aumentando cada año.
El cambio climático no solo es una ciencia extremadamente bien establecida, con decenas de miles de pruebas procedentes de docenas de campos científicos…
También es algo que ya está afectando poderosamente la vida de millones de personas en todo el mundo, hoy en día.
Casi cada dos semanas se rompe algún récord histórico del clima o de la temperatura.. Desde Canadá, con una ola de calor tan fuerte que mató a cientos de personas, o incendios forestales tan alarmantes que batieron el récord de superficie forestal quemada en más del doble… hasta Pakistán con inundaciones tan catastróficas que desplazaron literalmente a millones de personas, sin dejar de mencionar las islas en el Océano Pacífico que han estado habitadas por muchas generaciones y que ahora están siendo tragadas por el creciente nivel de los océanos…
El cambio climático está destruyendo y trastornando la vida de personas en todo el mundo, HOY…
Y continuará haciéndolo por el resto de nuestras vidas.
Y las vidas de nuestros hijos…
Y las de sus hijos…
Las decisiones que tomamos hoy, y las que se toman en conferencias de liderazgo internacional como la COP30, ayudarán a dar forma a cómo serán las próximas décadas y siglos para la humanidad y para todos los seres vivos en la tierra (y para la tierra misma).
También he sido un apasionado seguidor de Jesús toda mi vida, por lo que es importante para mí alinear mi vida con Su corazón y Su voluntad.
Y una cosa está muy clara: el corazón de Jesús está con los que sufren, los marginados y los quebrantados.
A lo largo de los evangelios, lo vemos amando y restaurando a aquellos que la sociedad (y la religión) habían rechazado. El mendigo, el analfabeta, el empobrecido, el hambriento, el desamparado…
Él amó y trajo restauración a cada uno de ellos.
Y estos grupos de personas son precisamente los que corren más riesgo debido a los efectos del cambio climático, tanto hoy como en las décadas y siglos venideros.
Aquellos sin recursos son los más vulnerables a la desestabilización que conlleva un clima más caótico y extremo.
Y ¡a Jesús le importan! ¡Le importa lo que les pasa!
Durante los últimos 200 años, la humanidad ha estado tomando colectivamente decisiones que resultarán en un clima global más caótico y extremo. Esto tendrá el resultado definitivo de hacer más difícil para las personas más pobres y con menos recursos del planeta sobrevivir y prosperar…
Y seguimos tomando esas decisiones todos los días.
En la Biblia, las injusticias sociales que causaban sufrimiento entre los “más humildes” se tomaban muy en serio, porque Dios ama a aquellos que nuestras sociedades han rechazado e ignorado.
Jesús ama a aquellos que se verán más poderosamente afectados por el cambio climático.
Y por eso, a Él le importa profundamente cómo nosotros, como humanidad y como sus hijxs administramos esta parte de la historia..
A Jesús le importa profundamente el cambio climático.
¡Y a nosotros también debería importarnos!
Al pensar en el cambio climático, el corazón de Jesús y nuestra respuesta, hay un pasaje de las Escrituras y dos citas que me vienen a la mente y que quería compartir como parte de esta conversación.
El primero es uno de mis pasajes favoritos, de Isaías 32. Siento que demuestra bien, al menos en parte, el corazón de Dios para esta situación:
Isaías 32:14
Deshabitados quedarán los palacios y las mansiones,
y vacías las ciudades populosas.
Montaraces manadas de burros y cabras pastarán
en los montes donde estaban las torres de vigía.
Estos versículos, al menos en parte, me recuerdan la destrucción que estamos viendo, y la que se avecina, a causa del cambio climático.
Es muy real. Las ciudades serán destruidas y abandonadas. Lugares que antes estaban llenos de vida y osteticidades quedarán vacíos e inhabitables.
PERO… ¡ese pasaje continúa! Esa destrucción es una realidad:
Isaías 32:14-20
HASTA QUE al fin desde el cielo se derrame el Espíritu sobre nosotros.
Entonces volverán a producirse enormes cosechas,
entonces la justicia regirá en todo el país
y, fruto de la justicia, la paz.La quietud y la confianza reinarán para siempre.
Mi pueblo vivirá en seguridad y tranquilidad
en su tierra.Pero los asirios serán destruidos
y arrasadas sus ciudades.Y Dios bendecirá grandemente a su pueblo.
En dondequiera que siembren se producirán abundantes cosechas,
y sus rebaños y manadas pastarán en verdes prados.
Dios es un Dios de restauración.
Y Él quiere asociarse con nosotros para restaurar lo que la mala administración y el pobre cuidado de la Creación por parte de la humanidad ha destruido.
La destrucción es real, pero Su restauración es mayor.
Y Su deseo de asociarse con nosotros para restaurar es mayor.
Una y otra vez, Dios nos demuestra que quiere llevar a cabo Su obra junto con nosotrxs.
Y, por lo tanto, tenemos que dar la cara, obedecer y poner manos a la obra para que eso suceda.
Lo que nos lleva a algunas frases.
En mi caminar hacia dejar de ser un escéptico sobre elcambio climático, he leído MUCHOS libros sobre el tema.
De lejos, el más hermoso, poderoso y esperanzador fue El Futuro que Elegimos de Christiana Figueres y Tom Rivett-Carnac.
Hay dos frases que quiero compartir conitgo de este libro. Primera:
“La ira que se hunde en la desesperación es incapaz de generar un cambio.
Más la ira que evoluciona hacia la convicción es imparable.”
Cuanto más aprendo sobre el cambio climático, y sobre las decisiones que como humanidad hemos tomado durante décadas para ignorar la ciencia y las advertencias, y para elegir el lucro por encima de las personas, más triste y enojado me pongo.
Pero, la ira por sí sola es inútil.
Necesita convertirse en convicción, y esa convicción puede ser un combustible poderoso para el cambio.
La segunda frase es:
“Para que el cambio se vuelva transformador, nuestro cambio de mentalidad debe manifestarse en nuestras acciones.”
Acción.
Es muy fácil para mí deprimirme y volverme pesimista con este tema. Parece que para aquellos que entienden lo que está en juego, esa tendencia al pesimismo es un tema recurrente.
Pero revolcarse en la tristeza no es la solución.
Poner manos a la obra para resolver el problema y asociarse con el corazón de Dios para la restauración, incluso cuando a veces parezca imposible, es la solución.
Terminaré con esto:
Vivimos en una época con un ambiente apocalíptico.
Tantas cosas nos pueden hacer sentir que el fin del mundo (como lo conocemos) está a la vuelta de la esquina… amenazas reales y legítimas de una IA superinteligente, una guerra nuclear, democracias en deterioro, pandemias, etc.
Puede ser difícil pensar más allá de unos pocos años, y mucho menos en cómo podrían ser las vidas de nuestros tataranietos.
Pero,de hecho, creoque es muy probable que muchos de nosotrxs vayamos a tener tataranietos, y que por eso, vale la pena pensar en el futuro que creamos para ellxs.
Recuerden que ustedes son los tataranietos de alguien, y también había un ambiente bastante apocalíptico hace más de 100 años. (Recuerden, incluso que hubo más guerras y pandemias en ese entonces en comparación con nuestra realidad hoy en día…)
Al reflexionar sobre esa (recurrente) sensación de apocalipsis inminente, a menudo recuerdo el Árbol de Nuez del Brasil.
Los Árboles de Nuez del Brasil parecen tardar una eternidad en dar fruto: requieren mucho trabajo, durante muchísimos años, para madurar y empezar a producir.
Sin embargo, una vez que están maduros, un solo Árbol de Nuez del Brasil puede producir suficiente comida cada año como para que 3 personas puedan vivir solo del fruto de un árbol.
¿Lo más increíble?
Un Árbol de Nuez del Brasil puede vivir hasta 1.000 años.
Eso es más de 30 generaciones de personas alimentadas con el fruto de un árbol que tú o yo podríamos plantar hoy.
Lo que tú y yo hagamos hoy puede importar, y mucho, para el futuro.
Podemos tomar decisiones que ayudarán a las personas durante décadas y siglos venideros, o podemos tomar decisiones que les harán la vida cada vez más difícil.
El corazón de Jesús está con el bienestar de quienes sufren el caos climático hoy, y con quienes lidiarán con sus efectos dentro de los siglos venideros.
Quiero que mi corazón esté alineado con el Suyo y tú?.